
Por Luica Larios— Julio 2025
En una era donde las notificaciones no descansan y los correos laborales llegan incluso en domingos, cada vez más viajeros buscan algo radicalmente simple: desconectarse. No se trata solo de apagar el celular. Es más profundo. Es no tener ni siquiera señal.
La tendencia conocida como “detox digital” ha evolucionado de ser una moda efímera a una necesidad psicoemocional. En 2025, los destinos que ofrecen esta desconexión —ya sea en playas vírgenes, retiros en la montaña o eco-lodges sin wifi— se han convertido en los nuevos templos del bienestar.
México redescubre su poder de desconexión
En México, algunos destinos han resurgido con fuerza como santuarios libres de tecnología. San Carlos, Sonora, por ejemplo, es más que una playa hermosa: es un escondite frente al Mar de Cortés donde la cobertura telefónica se pierde antes de que el sol se oculte entre montañas.
Otro caso es Chacala, Nayarit, un pueblo donde los retiros espirituales proliferan, y donde los atardeceres son tan envolventes que uno olvida revisar el teléfono. “Aquí nadie te juzga por dejar tu celular en la mochila por tres días”, comenta Rosario Guzmán, terapeuta corporal que guía sesiones de respiración y yoga.
Incluso destinos menos conocidos como San Felipe, Baja California o la reserva de Sian Ka’an en Quintana Roo están siendo promocionados por agencias de viaje como “zonas de silencio digital”.
Lujo es no estar disponible
Fuera de México, la tendencia se ha institucionalizado. En Grecia, el Euphoria Retreat no permite dispositivos móviles fuera de las habitaciones. En Tennessee, el Blackberry Mountain Resort elimina por completo el wifi y promueve caminatas, baños de bosque y observación de estrellas como actividades centrales del día.
“Hace una década, el lujo era tener conexión en medio de la selva. Hoy es exactamente lo opuesto”, dice Claire Fontaine, analista de tendencias de viaje para el grupo Virtuoso.
De hecho, algunas compañías como “Unplugged Retreats” ofrecen paquetes donde se guarda el celular en una caja sellada al llegar, y se devuelve al final del viaje. La demanda ha crecido un 120% en comparación con 2022.
Una necesidad que se convierte en industria
Expertos en salud mental coinciden: el uso excesivo de dispositivos digitales afecta el sueño, incrementa la ansiedad y reduce la capacidad de atención sostenida. Un retiro temporal, aunque breve, puede tener efectos notables. En palabras del psicólogo español Álvaro Moreno: “Apagar el celular puede ser más poderoso que una semana de vacaciones activas”.
El mercado responde. Hoteles boutique sin pantallas, retiros de yoga donde se prohíbe el internet, y hasta caminatas en lugares remotos donde la señal simplemente no llega, son ahora parte de la oferta estándar en portales como Airbnb y Booking.
¿Turismo sin stories?
Uno de los grandes retos del detox digital es precisamente el FOMO (miedo a quedarse fuera). “¿Y si pasa algo? ¿Y si me buscan?”, son frases frecuentes entre quienes inician el viaje. Pero la mayoría, al volver, no solo no extraña el celular… sino que sueña con volver a apagarlo.
La digital detox experience ya no es para unos cuantos. Es parte de una nueva relación con el tiempo, el silencio y la atención. Y destinos desde Alaska hasta Oaxaca están listos para recibir a quienes buscan más que un descanso: buscan una pausa real.